Breidagerdisskoli nos quedaba cerca de casa y hemos ido caminando, aunque hoy ha sido el día más frío con diferencia. En Islandia llueve, nieva y graniza en todas direcciones, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, de arriba a abajo y de abajo hacia arriba. Los paraguas resultan inútiles y el viento hace que la sensación térmica sea bastante más baja.
La escuela es muy antigua pero ha sido renovada varias veces. Cuenta con una piscina como muchas de las escuelas de más de cuarenta años en Islandia, pero esta era cubierta. El alumnado tiene horarios parecidos a los de los otros coles, con una hora de natación y media de baile cada semana.
Cantan mucho porque, según ellos "cantar es bueno para el espíritu" y también hacen mucho arte, costura, cocina, carpintería y labores del hogar.
Hemos entrado a la clase de cocina de segundo y les hemos visto cortar las verduras que luego se han comido, ayudados por un compañero con autismo de quinto que les repartía y organizaba los ingredientes. Tanto el director como los profes han sido superamables y nos han atendido de maravilla.
Por la tarde, después de perdernos un rato en el autobús (nos hemos equivocado de dirección y hemos estado más de una hora dando vueltas) hemos visitado la península de Reykjanes con el puente de Leif el afortunado, el primer europeo en pisar el continente americano (hazte a un lado Cristóbal Colón) allá por el año 1000 dC. Hacía tanto frío que apenas podíamos tomar fotos y el viento era tan fuerte que Noemí casi sale volando por los aires. A pesar de todo ha merecido la pena ver un paisaje tan espectacular.
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