Esta tarde, mientras dormíais la siesta o jugábais en la calle, Noemí y Daniel han comenzado su curso de Islandia. Reikiavik, la capital, es una ciudad muy manejable y agradable. Hace frío, pero nada que una buena chaqueta, guantes y gorro no puedan solucionar.
Los islandeses son gente muy amable y simpática y, aunque su lengua nos resulta impronunciable, hablan todos inglés estupendamente (intentad pronunciar hæcstaréttarmalaflutningsmaõur y luego me contáis).
Mientras nos vamos haciendo a la idea (no nos podemos ir sin probar ese tiburón pestilente) vamos aprendiendo sobre el sistema educativo y la cultura islandesa.
Ayer por la noche paseamos por las calles principales de la ciudad y tuvimos la gran suerte de poder ver la aurora boreal, no en todo su esplendor, pero sí lo suficiente como para querer hacernos volver. Mañana, miesntras disfrutáis de vuestro bien merecido puente, nosotros comenzamos las visitas a los coles, que aquí ni tienen fallas ni puente, ni nada.
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